MITOS Y LEYENDAS DEL DEPARTAMENTO DE ARAUCA:
MITOS Y LEYENDAS DEL DEPARTAMENTO DE ARAUCA:
LEYENDA DE LA BOLA DE FUEGO:
Una
de las creencias más populares del llano lo constituye la bola de fuego; podría
decirse que no existe un llanero que no haya escuchado hablar de este fenómeno
sobrenatural.
Son
muchos los habitantes y caminantes que han tenido su tropiezo y otros que están
familiarizados de tanto verla, que ya ni miedo le tienen.
El
fenómeno consiste en una luz que se desplaza a lo largo de la sabana; este resplandor
se presenta en forma de circunferencia grande por lo que se observa dando
vueltas como si fuera una rueda. Cuando se ve cerca, fácilmente pueden
distinguirse los ojos, la boca y otras partes del cuerpo como si fuera un
esqueleto humano.
Hay
gente que asegura haber visto dos “bolas” de fuego juntas correteando por
encima de los montes y llegar a los copos de palmas ríales, lo mismo en las
matas de corozo y prender candela en tiempo de verano y sobre todo en Semana
Santa cuando el espanto sin rumbo anda suelto.
Dicen
que cuando ese aparato aparece es necesario decirle groserías para que se
aleje, de lo contrato se viene encima y quema.
Diversas
versiones se tejen sobre el origen de la bola de fuego. Unos dicen que se trata
de un obispo, quien por haber pecado anda en pena, otros que fueron dos madres
que se pelearon y se lanzaron maldiciones, o el espíritu de una mujer que fue
mala hija, o simplemente se trata de espíritus errantes que deambulan en el
llano.
LEYENDA DE LA SAYONA:
La Sayona
se muestra como una mujer delgada, muy elegante, alta; dicen que puede medir
tres metros, larga cabellera y unas uñas como pa`rascar dormidos.
Acostumbra
a presentarse a los hombres enamorados y que le son infieles a su esposa. La
gente en común la considera como un símbolo castigador de la mala conducta de
deslices amorosos.
Según
relata uno de los abuelos, la historia va más o menos así: “resulta que yo
estaba ajuntao con la abuela pero tenía amores con una muchacha que vivía como
a una hora de camino y yo me volaba tarde de la noche a visitarla. Ya llegando
al sitio de la cita vi la mujer y le dije: venga mi amor, ella me voltió a
mirar y tenía unos dientes como un hacha y se me pegó a abrazarme, yo caí
privado al suelo; ya aclarando el día me desperté y corrí pa`mi casa, me dijo
la mujer: ¿por qué vienes tan asustao? Le dije: mijita, fue que salí a orinar
al patio y vi una mujer muy alta. Mi mujer me dijo: mire mijo, esa es la
Sayona, ella le sale a los infieles, yo me doy cuenta que usted se me vuela
todas las noches y no es a orinar como usted me está diciendo; me le arrodillé
y le pedí que me perdonara y de ahí en adelante me acuesto temprano como las
gallinas”.
Otras
versiones señalan que la intención de ésta ánima en pena es atraer a los
hombres con dirección al cementerio, sin dejarse ver la cara, pero cuando ellos
le ven el rostro, comprueban que es una calavera. Esta leyenda data de la época
colonial y en los Llanos Orientales se oye comentar insistentemente de esta
dama de la oscuridad.
LEYENDA DE LA LLORONA:
La Llorona
es un espanto de los más tradicionales en los llanos. La leyenda relata la
historia de una mujer que mató a su hijo porque lloraba mucho; la razón del
llanto del niño no era otra cosa sino una enfermedad que le aquejaba. Entonces,
al suceder este hecho criminal el marido le echó una maldición diciendo que
sería condenada a andar por todo nuestro llano con el hijo a cuestas y llorando
su destino, de allí que la mujer atribulada por el pecado cometido y angustiada
por la condena, se suicidó, pero quedó su alma en pena y desandando por todos
los rincones del llano.
La
presencia de este espanto se detecta por espeluznantes llantos que generalmente
se oyen en épocas de Semana Santa, sobre todo donde hay niños llorando. La
creencia dice que no es conveniente rezarle porque si no, no se aleja; las
generaciones antiguas aseguran haberla escuchado, hablan de este espíritu
andariego como algo común.
El DUENDE:
El DUENDE:
Es un
espíritu burlón que persigue a las mujeres, especialmente a las muchachas
bonitas. Este espíritu no se deja ver sino de las mujeres a quienes persigue y
se les presenta en forma de un niño que le hace toda clase de muecas y le tira
con objetos pequeños y le propone amores. A las que acceden, les lleva frutas.
EL MITO DE ROMPELLANOS:
Muy arraigada
en Arauca (capital), es la devoción a Eduardo Fernández, más conocido como
“Rompellanos”.Natural
de Casanare, posiblemente de la población de Hato Corozal, hombre alto,
delgado, cabello castaño y lacio, ojos claros y brillantes. Antiguo guerrillero
de la época de los años 50, formó parte de las conocidas guerrillas liberales
de los llanos. Hizo la revolución al lado de Guadalupe Salcedo, grupo éste que
operaba en las regiones de Arauca y Casanare.Quienes
lo conocieron, coinciden en afirmar que era un hombre noble y generoso; así lo
expresó el señor Román Cisneros: “A Eduardo le nacía luchar incansablemente por
los pobres, robaba a los ricos para ayudar a los marginados”.Su
inconformidad lo condujo a la “revolución” y, finalmente, a abandonar el
territorio por temor a perder su vida.Cuando
se presentó la primera amnistía, el 13 de Junio de 1953, en el gobierno del
General Gustavo Rojas Pinilla, Eduardo Fernández se acogió al decreto en la
población de Tame.El
19 de Septiembre de 1953, llegó a la población de Arauca; según las personas
que lo conocieron, bebió mucho durante tres días.El
día 22 de Septiembre, lo vieron tomando con dos detectives del SIR. (Servicio
Secreto), actual D.A.S. en la - tienda de don Belarmino Paredes, opuesta a la
casa de don Román.Entrada
la noche, fue asesinado, según los testigos, por uno de los detectives, de
nombre Alberto García.Al
día siguiente, después de recibir todo el aguacero de la noche, que según las
creencias le purificó el alma, se hizo el levantamiento. Nadie reclamó su
cadáver y fue enterrado, sin urna, en el cementerio local.Años
más tarde se hizo presente una señora, que dijo ser la esposa de Rompellano,
pero un nutrido grupo de habitantes de Arauca impidieron que sus restos fueran
exhumados.Desde
el día de su muerte, Rompellanos se convirtió en el benefactor de los
necesitados que acuden, en romería, implorando sus milagros.En
su memoria, hay una canción llanera, con ritmo de ‘pajarillo”, cuyo compositor
e intérprete es el conocido cantautor araucano Juan Farfán, en la cual éste
añora los tiempos pasados pidiendo rescatar lo perdido, en especial, las
costumbres de otrora, que identifican al llanero.En
la segunda parte de la canción rememora a Rompellanos haciendo un elogio de las
virtudes, que aún recuerdan los araucanos raizales.